domingo, 28 de octubre de 2012

¿Amor hasta cuándo?

Su nombre es Juan, llevamos siete años juntos, dos años casados.
Siempre fui su princesa, su mejor amiga, su amante, nunca le falto un detalle para mi, siempre fui sus ojos, y él mi vida.

Hace ocho meses, en medio de la perfección, Juan sufrió un accidente, lesiones cerebrales que marcarían nuestra vida. Ahora Juan depende de mí para todo, yo soy sus ojos, su boca, sus manos…

Daniel es un encanto, asiste a Juan mientras yo continúo trabajando.

Al llegar de trabajar, Juan y yo nos quedamos a solas, a veces quiero leer y leo para dos, otras veces salimos y empujo su silla hasta haber perdido el rumbo. Cada día lo hago diferente. Al llegar a casa, a veces me doy pequeños caprichos, y por supuesto, Juan entra siempre en mis planes. Una ducha caliente y muy relajante, o tumbarnos en el suelo a escuchar música, los dos, amantes siempre de la misma música, con nuestra banda sonora y canciones favoritas compartidas. Podemos pasar horas así. Después, acomodados en la cama solemos disfrutar de alguna serie o película, a veces interrumpimos la película para hacer el amor, de alguna forma, Juan me demuestra cuando quiere sexo, otras veces seguimos con la película hasta quedarnos dormidos, algún gesto suyo me recuerda que he de apagar la televisión y tomar mejor postura.

Los días son largos, fríos, monótonos y difíciles. Echo de menos a Juan, echo de menos sus piropos, sus bromas, sus caricias sorpresa, sus cuidados.

Esa noche, como tantas veces, veíamos una película juntos, he besado a Juan, y unos minutos después, al mirarle, le vi derramar una lágrima.

¿Es que Juan también echa de menos abrazarme?, ¿Me ama tanto que le duele su dificultad para expresarlo?,
O… ¿quién me dice que sigo siendo el amor de su vida, y que estas no eran lágrimas por el dolor que le produce la resignación a mi compañía?

domingo, 21 de octubre de 2012

Lunes


Tras las lluvias del fin de semana, el lunes amaneció con sol. Cogí la mañana con fuerzas. Un café, varias sonrisas y un rato de entretenimiento haciéndome trenzas.
A pesar de las trenzas, de mi falda colorida y de escribir "Love" con un alambre, volvió a ser lunes.