martes, 15 de diciembre de 2015
febr- dic 2015
martes, 24 de febrero de 2015
cortos nov-feb
En muchos casos, la razón no es más que una estafa para el corazón.
¿está anocheciendo o es una amenaza?
Dejo a la vista los besos, a pretensiones de robo, en un barrio sin peligro.
¿Y tú? Eres más coñazo que un domingo sola.
La margarita histérica, con su polen ensangrentao, y calva de pétalos de aguantar gilipolleces.
Los tobillos meaos, los mocos negros y el alma ensanchá.
Uno debe perderse en los espacios más pequeños, en las distancias más cortas. En una mirada y en una boca.
Hay un hueco queriendo llamarse abrazo.
Te colaste demasiado dentro. Te has quedado demasiado tiempo.
Te dejo sitio en mi columpio.
¿La luna? Un desperdicio.
Venga guapo, que llegamos tarde a nuestra vida en común.
Tienes un tick nervioso en el pezón que algunos llaman corazón.
Si lo deseas muy fuerte... te tiras un pedo. Confórmate.
Tú también estás aquí, y duermes conmigo, aunque no lo sepas. Y a veces, en mi cama, en mi cabeza, indeseablemente, o no, somos tres.
Supongo que para ir a comerse el mundo, uno debe dejarse en casa el corazón y las expectativas.
se llueve más por dentro
Las canciones no se impregnan en todos los rincones por igual.
¿Para qué quieres un escaparate de los de pa' que entres, si lo de dentro no es de lo de pa' que compres?
Me estás tocando las constelaciones.
Murieron felices y las perdices se los comieron a ellos.
Boh... Necesito hacer cuadernillo Rubio de mandarte al carajo.
Odio asomarme a ti, como a un pozo, y no verme.
Habría que olvidar como se olvidaba del reloj tu compañía. Habría que olvidar como se olvida el sueño del reloj.
¿Es que no te enteras de que el viento corre a tu favor, o soy yo quién no se entera, que siempre vuelvo hasta tu calle?
Quiero reencarnarme en música, y que siempre me lleves en los dedos o en la boca.
Algún día lo entenderás. O no. Y sea yo a quién aún le queda mucho por entender.
Eras una droga como otra cualquiera, de esas que te dejan siendo un adicto para toda la vida.
Un clinex. Tengo por aquí una manchita de resentimiento.
lunes, 23 de febrero de 2015
Y al colarse en el metro...
-Señorita, si no tiene ticket, deberá usted abonarlo o llamaré inmediatamente a seguridad y será sancionada.
+Disculpe señor, ahora mismo abonaré el importe.
Y entonces, ella, tímidamente sonriente, se dirigió a la máquina expendedora.
Tras días y días de tristeza y de haberse sentido invisible, había conseguido llamar la atención de un vigilante. Alguien, por fin, no importaba por qué, se había dirigido a ella.
Me explico.
No es inseguridad.
Si, yo sé que soy una persona insegura, pero también soy autocrítica, soy demasiado realista, de esas personas que yo misma detesto porque acaba matando a sus propios pájaros por considerarlos descabellados... A lo que iba, se trata del miedo. Cuando un individuo tiene miedo al ataque de un perro porque ha tenido experiencias traumáticas previas, el miedo es totalmente lícito. Este individuo incluso hace por superarlo, asume riesgos y consigue ponerse frente a otros perros. Pero el miedo sigue existiendo.
Y ahora hablemos de amor.
Tan solita
El hueso bonito de la cadera, tan solito. Las pecas de los hombros, tan solitas. El pelo enmarañado y las ganas al despertar, tan solitas. Las canciones que escucho y canto pensando en ti, que mueren en el aire tan solitas.
Y tú, tan ajeno, tan sin importar quién seas, sólo sé que una vez más todo tan solita y tan vacía, y todos mis adentros tan llenos de ti. Y tú, sin importar quién, tan sin merecerlo.