sábado, 14 de junio de 2014

Ahora sólo espero...

Sé que no vuelvo a colgarme si no se presenta el caso en un contenedor de basura. Y es que no sé huir de esa dichosa manía de recoger almas rotas, de verme reflejada en otros cuerpos abandonados a ser la carroña de la vida, y que no dudan en escupir a la mínima que dudan de mi.

Tiene recuerdo cada hueso que quedó seco por la falta de música. 
Tiene recuerdo la lengua, cuarteada de haberme dejado de besar.

Ahora sólo espero mi siguiente despropósito. Me aburro sin el desastre del sudor en mi espalda, y sin los muerdos que recibía en el corazón con cada piropo enfatizado por palabrotas.

Y ahora sólo espero...

domingo, 1 de junio de 2014

Para odisea la mía, querido.

Querido Ulises, 

Esta es la última carta que te escribo, el papel ya no se estila.
Te cuento las últimas novedades:  ¡Ay, Ulises, cuanto han cambiado las cosas! Ítaca, está preciosa, parece una capital. Tanto tejí, que por mucho que destejía por las noches, revestí la isla de ganchillo, me puso el alcalde una medalla, si, un domingo, que hicimos además un sacrificio a los dioses, ya sabes, lo típico, matamos a una novilla y vertimos el rojo vino sobre las carnes antes de comerlo, y luego, barbacoa y una paella... 

Te comento, querido Ulises, que quise mandar al niño a EEUU, pero como no dejaste ni una perra chica, lo mandé a Mujeres&Hombres&viceversa que me dijo mi representante que nos saldría más a cuenta, pero el chico lo llevaba fatal, porque a él lo que le gustaba realmente era pasear con su maestro y adquirir conocimientos sobre artes y elaborar teorías sobre el planeta y tal. Y bueno, el maestro sale barato. 

Ay, querido Ulises, que con esto del ganchillo conocí los museos, el arte, a Janis Joplin, las tecnologías...  Ay, mi Ulises, que viendo que no llegabas, un día dejé de teñirme, abrí el mueble bar, me tomé tu mejor whisky en la playa, con mi amiga Chavela, la chica mejicana, y no pienso reponerlo.
Espero que comprendas que conocí a otros hombres y por fin cambié las pastillas de echar de menos, por la hierba y las ganas.