lunes, 12 de diciembre de 2011

Romper

Miedo, valor aplastado por la apatía.
¿Cual fue el último riesgo que me lancé a correr?
¿Cual fue la última vez que salté al vacío?
Escalones de centímetros absurdos sin peligro siquiera de rotura. Barreras de cartón fácilmente abatibles que acabarán desapareciendo con lágrimas, mojados, deshechos, sin merito alguno.
Cadenas de papel, cadenas casi invisibles que impiden llegar a un jardín intenso.

Retroceder nunca, soy consciente, y he de asumir las grandes recompensas de romper con mis propios obstáculos.

lunes, 14 de noviembre de 2011

añoranzas

Vengo de un portazo.

Bailo, movimietos cuidados, gesticulo imaginando que me ves por algún rincón entre la pared y el techo, o imagino que ese es ahora mismo tu mayor anhelo.

A veces quiero descansar en tu regazo implorando solamente calor, abandonándome a ti, y otras veces no quiero verte, porque mirarte me hace daño. Me cuesta respirar seguido si recuerdo una de tus sonrisas que me han pasado cerca, porque puedo asegurar que no eran para mi.

No se quién eres, no se si te necesito o no, pero sé de mi vacío.
Extraño abrigo, voz complice y regañinas, extraño extrañarte con recompensa final y extraño que me sobres.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

cuánta ausencia


Al amanecer será un dia menos sin ti.

Mis dedos siguen jugando, pequeños. Hay muchas heridas aun abiertas que no reparo en hurgar solo por sentir.

Mirándote soy algo más que un ente imaginario de mi misma, algo más allá que mirarme al espejo.

Hay una melodía de amor desecha ante mi, como un charquito de lágrimas del que no sé salir a flote.

Dime qué hice tan tremendo en otra vida para no saltar ahora más alto que ayer cuando era niña.

domingo, 30 de octubre de 2011

noche gata

Amargamente huyendo por los tejados, saltando, rompiendo tejas y clavando las uñas en las sombras que dejan asomar por ventanas encendidas

bipo


Gozo y tedio juntos en un solo órgano. Bailan y luchan dentro de mis vísceras. Ahora estoy yo, dice el sentimiento de júbilo, y saltas, gritas y lloras de risa, dices y haces cosas divertidas, no te arrepientes de estar ahí, de ser tú o de ser advertida. Ahora estoy yo, dice el hastío, cansado de miradas de rechazo, con interrogantes sobre las cabezas en los individuos que te rodean, no saltas, no gritas y no te ries, tu cuerpo estático y un gesto inevitablemente resignado, todo a tu alrededor se reduce a la arrogancia. 

Una amalgama de sensaciones discrepantes que te matan y te reavivan a cada instante. Un bombeo continuo de sangre que no conoce su dirección y que se revuelve y confunde porque no tiene salida. Un estruendo de voces interiores que son necesarias a la vez que impertinentes y asesinaría a ratos.

Desconecto estas neuronas y me hago más pequeña hasta dormir, porque a veces es la única forma de equilibrio, hasta que aparecen los sueños que no son conscientes de que pueden crearme el más tormentoso placer o la mayor agonía.

martes, 18 de octubre de 2011

la novia cadaver

Bambuleante va la novia hacia el altar, el sonido aturdidor de risas, llantos y cotilleos, no sabe si va hacia adelante o hacia atrás.

Ya es tarde mi pequeña, y todos nos esperan.

Una sonrisa decrépita hace de recibidor mientras, a duras penas, consigue mantenerse en pie por unos brazos familiares y tiernos. Ahí está él, sus ojos clavados en ella, nunca antes creyó perder la razón hasta ahora. ¿llegará al final del día con la misma gracia del primero cuando él la llevaba al parque? No encuentra la ilusión y ahora sus gestos son inertes.

Una vez soñé que era el día de mi boda, estaba en mi casa eligiendo un vestido del armario. Mientras, los padres de mi novio llamaban insistentemente al timbre y mi madre me decía: "date prisa, ya están ahí". Mi novio me comentaba, "haz lo que quieras, no tienes por qué hacerlo", pero cuando volvía a hablarle para comunicarle que no podía, se enfadaba porque nuestras madres llevaban todo el día cocinando. Desperté con ansiedad. Cuando le conté esto a mi novio no podía creer que casarme fuera para mí una pesadilla, pero no podía entender que era mucho más que "casarme" lo que me aterroriaba. Me había visto empujada por cánones sociales y por un entorno que nunca me preguntó qué quería hacer. Él nunca profundizó en el asunto, quizá no supo hacerlo.

Supongo que a pesar de la desaparición del amor, esta fue una de las cuestiones que hicieron que él me abandonara. No éramos iguales.

El miedo al compromiso que alguna vez todos hemos sentido, el miedo a perder la ilusión, la pasión y a verse en un lugar donde nunca pretendías, y al que no sabes como has llegado... ese terror.

lunes, 17 de octubre de 2011

bailándote



Es curioso, yo me atrevo a imaginar que soy capaz de quererte hasta el punto de serte fiel, sabiendo que probablemente tu vida y la mía estén a kilómetros de distancia. Invento que me sonries e invento que me adoras, y no eres consciente de que esa canción la bailo a solas para ti.



Foto de Jose Manuel Dóniz

miércoles, 12 de octubre de 2011

¡sinceridad!

Hombres del mundo, ¡pronunciaos! Ya no podeis hacernos más daño.
Cojones y sinceridad:
Quiero un "no quiero", hachazo.
Quiero llorar un día y no pasar cinco esperando, jugando a las adivinanzas y preguntándome qué he hecho mal.
No quiero ni puedo permitirme dejar de responder como persona para convertirme en un ente triste e inútil.
¡Si!, somos más sensibles, más frágiles, pero la sinceridad tiene nombre de mujer.

viernes, 19 de agosto de 2011

Soleares. Fernanda

No quiero yo que vayas a misa
ni la misa que iba yo
ni tú rezas ni yo rezaba
ni tenemos devoción

yo dejo la puerta entornada
por si alguna vez tú tuvieras
la tentación de empujar

la silla donde me siento
la enea se la ha caido
de pasar tantos tormentos

yo quiero ser como el aire
pa estar siempre a tu verita
sin que lo notara nadie

ay, que te quiero
sin interés de ningún dinero

(solo los versos más atractivos personalmente los he recogido aquí)

miércoles, 17 de agosto de 2011

De relaciones y sus encantos

De lo más interesante y avivador entre dos, el respeto y la admiración. Son los elementos eternizadores.

El respeto es la mayor riqueza, en su ausecia asaltan las decepciones, la decadencia o la vulgarización de las relaciones.

La admiración, interesante y satifactoria en su plenitud, un arma de doble filo si además llega al grado de idolatración. 

El nexo del amor carnal, del cuerpo a cuerpo, con la idealización, la inmensa lejanía del amante.

 Déjame ignorar, dime verdades a medias, y que tus ojos me encojan el corazón por desconocer, sé dueño de aquello que es privado por naturaleza, pero no olvides el precio de la deslealtad.

viernes, 12 de agosto de 2011

Respirarle

Quiso, y respiró tan fuerte que se quedó con toda su esencia.

Ahora nadie le mira con la misma ternura, la misma pasión, ni la misma atención, pero no le importa, porque ella asumió la responsabilidad honorífica de tenerle, en el mismo momento en que supo que él era la razón de su existir.

sábado, 23 de julio de 2011

La tarde

La tarde estaba siendo muy gratificante, guiños y reconocimiento que de ser tan excasos cobran tal valor. Solo faltaba una cosa dentro de las pequeñas posibilidades que yo misma podía ofrecerme. Entonces, inspirada por un entrañable e influyente personaje, me levantaría y desaparecería por un rato. La tarde estaba siendo muy agradable y ahora me sentaría de nuevo para comentar, que dentro de esos pequeños placeres que yo misma podía ofrecerme, la tarde acabaría siendo perfecta.

El alcohol, las risas, los amigos, y las ferias de pueblo, el día siguiente... no todo es dolor de cabeza. Es difícil trabajar así, es cuando aprovecho para desmenuzar palabras, ideas e imágenes.

lunes, 4 de julio de 2011

La ciudad debajo. Cuento

 
    Lucien Freud

Todos los días pasaba por allí, y los tres últimos, ella estaba sentada en aquel banco frente al parque. Era una mujer de unos cincuenta y tantos años y enórmemente gruesa. No gruesa, era enórmemente obesa. Con una barriga enorme y unas tetas como cántaros. Realmente no entiendo como había podido llegar hasta aquel banco.

Cada día veía la misma cara en la que el sufrimiento de la vida iba marcándosele con arrugas según pasaban las horas. Yo empezaba a estar cansada y molesta por sus suspiros, curiosa y un poquito preocupada, así que me senté a su lado y le hablé:

-Hola, ¿le importa que me siente?
-Claro que no, cariño. -Dijo la mujer con voz apacible-.

Parece que al sentarme allí le proporcionó un halo de luz.

-¿Por qué está aquí?
-Estoy desesperada.
-Ya lo había notado, ¿y que le ocurre? -le pregunté con atrevimiento-.
-Hace dos semanas que mis hijos han desaparecido. La casa está igual, sus cuartos sin recoger, el perro sin pasear y ellos... sin aparecer.
-¿Ha buscado bien? ¿Ha llamado a sus amigos?
-Si, nadie tiene idea de donde pueden estar. Todos están extrañadísimos porque no se conectan a facebook.
-¿Está segura de que ha buscado bien?
-Ehm.... creo que si.

Entonces la miré con cara de sentirlo mucho, me levanté y seguí mi camino, prometiéndole ayudarla a buscar a sus hijos.

Al día siguiente, la mujer seguía allí. Sin mediar palabra me senté a su lado, en el banco de siempre, y ella, con un tono muy alto, rozando la histeria me dijo:
 -¡Ay niña, que hoy cuando me he levantado, había desaparecido mi marido! ¡Me han dejado sola, y yo no se vivir sola!
- No se preocupe, vamos a encontrarlos. -le dije en un arrebato de seguridad-.
-Además, cariño, creo que empiezo a volverme loca, porque oigo sus voces, aunque no consigo averiguar lo que dicen.
-No se preocupe,-repetí-, los encontraremos.

Ahora era yo la que creía volverse loca porque también comenzaba a oír voces.

-¡Puedo oírlos! -le dije sorprendida-.
- Si, pero no podemos entender qué dicen, y eso nos ayudaría.

Comprobé, que mientras más me acercaba a esta mujer, más claras eran las voces, pero decidí ignorarlas. No quería parecerme a ella.

-Señora, si no le importa tengo que irme, es la hora de mi siesta.
-Me siento muy sola, puedes dormir aquí y apoyarte en mí.

¿Y por qué no?-pensé-, esta mujer era tan gorda que parecía ser muy cómoda, así que apoyé mi cabeza sobre su enorme barriga y, de nuevo, comencé a oír aquellas voces.
Mientras estaba allí entre dormida y pensativa tuve un flash...

-¡Señora!
-Cariño, llámame Cleo.
-Cleo, ¿qué comió anoche?
-¿Por qué? No te preocupes, no me he comido a mi marido y a mis hijos si es lo que estás pensando.
-Está bien, era solo una opción.

...

De pronto, entendiendo que me había quedado dormida, me desperté sobresaltada. Levanté mi cabeza de su barriga muy rápidamente porqué sentí una enorme fuerza de atracción.

-¡Señora! digo.... ¡Cleo! lléveme a su casa, ahora!
Y así lo hizo.

Una vez allí le dije a Cleo que se quitara el vestido, estaba segura de haber encontrado a su familia. Cleo me miró extrañada pero no dudó, por alguna extraña razón ella confiaba plenamente en mí. Se quedó desnuda e inmóvil, y como pude levanté su teta izquierda.

-Cleo, agradecería su ayuda, esto pesa.
-¡Claro, cariño!

Entre las dos conseguimos levantar su teta izquierda y allí debajo había una ciudad enorme. Nunca había visto algo así, aquellas vistas solo las pude observar antes desde el Empire State en Nueva York.

-Dios mio, Cleo, esto va a ser muy difícil, pero te juro que los voy a encontrar.
-¡Muchas gracias, cariño! -me dijo mientras se secaba un lagrimón que le caía por la mejilla-.
-Está bien, busca ayuda y mañana a esta misma hora estaré esperando justo aquí para que vuelvas a levantarte la teta y entonces sacaré a tu familia.

Y así fue. Una vez bajo su teta, me dí cuenta de que era una ciudad enorme pero casi despoblada, y vi que no sería muy difícil encontrar a la familia de la desdichada Cleo. Además, el resto de los vecinos también querrían salir de allí.

Los reuní a todos: sus hijos, su marido, varias amigas, sus ex-amantes, los cuales había conseguido rehacer su vida allá abajo, y una mujer de viejas experiencias lésbicas del pasado de Cleo.

Una vez juntos, y llegada la hora, allí estábamos colocados en fila y fuimos saliendo. Conforme salían de allí, más lloraba Cleo de alegría y los abrazaba con amor y cierto temor. Todos en el momento de su caída a aquella ciudad habían sentido gran irritación contra Cleo, pero oyendo el eco de su llanto y su echar de menos, habían aprendido a perdonarla y a quererla.

Salieron por fin todos, salí yo, y al bajar la teta le comenté:

-Cleo, eres una mujer maravillosa pero debes cuidarte un poco más para no perder a la gente. Y por favor, destruye esa ciudad.

domingo, 26 de junio de 2011

Escritos cortos que guardaba en algún trozo viejo de papel

"Siempre te defendería a pesar de que tú, después de todo, me dieras la espalda. Y es que en la sombra, donde no puedas percatarte siempre estaré velando por ti."

"Aparecerá alguien mejor que hará que dejes de existir."


"Tal y como llegan, así de simple, las cosas se van. Porque nada es definitivo y el final... siempre está apunto.



Y yo me quedo esperando una eternidad, que no se cuánto dura pero la palabra parece mía, y soledad, también esa palabra es mía."

"Sin un motivo consciente las lágrimas recorren mis mejillas, queda mi rostro agotado de llanto. En mis manos llagas, en mi interior desgarros, el corazón amoratado de tanto querer. Mi boca se seca, .... y no vale nada, nada asumo, nada me llena, nada importa.


El cielo se aturde cuando escucha mi silencio, el suelo tiembla cuando mi cuerpo ligero cae.
Se esconde mi tristeza, pienso, reacciono, vuelve mi corazón a emitir latidos."


"...Gritos silenciosos que de alguna forma estallan. ¿Cual es esa canción? que linda melodía, me lleva a recordarte, me hace cerciorarme de que sigo viva, pero tu no estás conmigo. No me pidas que no esté triste, si mis lágrimas no brotan me ahogaré igualmente en el aire...
....Ya se que no puedes, pero sigue hablando, dime que estás ahí"

>Recomiendo este blog.  
Dibujos tan viscerales, donde no parecen caber la razón.... aveces encuentras elementos entre distintas artes que hablan por ti... y estos dibujos hablan de lo que suelo llevar por dentro

miércoles, 22 de junio de 2011

Carta de despedida

       Siempre fuimos conscientes de que era una opción posible como otra cualquiera, aun y así, más que cualquier cosa, quisimos correr el riesgo.

     Comienzos torpes, momentos difíciles, pero todo era sano, consentido, incluso esperado. Éramos dos, cada uno su propia vida pero mentalmente velábamos el uno por el otro. Aunque lejos, siempre sabía que estabas ahí, que me apoyarías en el mayor de mis errores, en el peor de mis días, y en la caída más profunda tu morirías por levantarme.

       Cada día más unidos, cada minuto más real, más cercano, más humano.

     Compartíamos ideas, absurdeces, comentábamos entre risas... me gustaba beber contigo unas copas, cantar nuestras canciones, gritarnos cuánto nos queríamos y ligeramente embriagados divertirnos. Siempre me gustó hacerte bromas, hacerte reír y que me llevaras a la cama y me besaras como a una niña.

     Tus abrazos, y en la lejanía tus suaves palabras siempre fueron mis calmantes, yo era la cabeza loca, la que actuaba sin pensar en las consecuencias, y tú, mi punto de equilibrio, mi razón.

    Y entonces llegó el día que no tenía por qué llegar, pero siempre fue una opción, algo terriblemente normal pero dificilmente asumible. Ahora no necesitarías mi sonrisa, mi locura, las eternas charlas conmigo. Ya no necesitas observarme mientras duermo, prepararme el café o hacerme cosquillas en los pies, y aunque aseguras que seguirás ahí para cualquier cosa, en tu mundo ya no quepo yo.

      Ahora solo soy un ser diminuto acorralada por recuerdos, han crecido mis inseguridades, ya no hay nadie que cuide de mí y solo busco pequeños refugios.

      A veces, en mis sueños todo es como antes, en mi realidad te busco entre el montón pero nunca te encontraré.

domingo, 12 de junio de 2011

Despertar

Oigo el sonido de su cuerpo rozar con las sábanas al acurrucarse. 

Sonidos que denotan su compañía. No importa la hora, no importa el día ni la locura que pueda desatarse ahí fuera, porque nada importa más lejos de él.

Su rostro tapado por las sábanas y el resto de su cuerpo perfecto, ajeno, entreasomando mientras una indiscreta y traviesa mirada estudia centímetro a centímetro toda su dulzura.

Tan grato este momento, tan pequeño e imposible.

lunes, 6 de junio de 2011

Descalza

  
solo50.wordpress.com


No es vulnerabilidad, es que su marcha me dejó en carne viva.

Ando descalza pisando trocitos de cristal que dejaste a tu paso.
Al tiempo, la sangre ya no es roja, ya no fluye. Los trocitos de cristal no están ahí para hacerme daño, porque mi sangre ya no es roja, ya no fluye.

Descalza 

Tanto bailar sola y descalza que mis pies han aprendido a ser salvajes y a no esperar.