-Que bonita estás así. -Me dijo mientras jugábamos sentados bajo la pequeña cascada, el agua me caía en la cara y yo lo miraba sonriendo y haciendo muecas.
Sentí como toda la felicidad que no conocí en años, se concentraba allí, en un instante.
-Que bonita estás así. -Me dijo mientras jugábamos sentados bajo la pequeña cascada, el agua me caía en la cara y yo lo miraba sonriendo y haciendo muecas.
Sentí como toda la felicidad que no conocí en años, se concentraba allí, en un instante.
"Mi madre me dijo a mi que cantara y no llorara."
No sé cantar desde que amanece sin ti.
Tu eras el canto, mi inspiración.
Me animabas con tus jaleos y podía ver tus ojos perfectos, llenos de admiración, mientras hacías que la guitarra cantara conmigo.
Ahora no sé cantar, los cantos mueren ahogados en mi garganta, junto a los nudos y la saliva, que muere antes de llegarme a la boca si estás tú en mi cabeza.
No sé cantar sin tu beso de recompensa.
No sabré cantar si no te olvido.
Esta noche, como tantas últimamente, pides pizza para uno. Cenas mientras juegas con el mando a distancia a encontrar cualquier programa que te abstraiga de la realidad.
Te fumas un cigarro, piensas, reanalizas. No dudo que pegues un puñetazo al sofá. Te miras al espejo. Otro puñetazo se te pasa por la cabeza.
Lágrimas. No dudo que brotan las lágrimas.
Pasas por la habitación, aquella donde pasamos tantas horas, donde se concentraba el tiempo, y el calor casi irrespirable no nos importaba. Y es entonces cuando más ganas tienes de romper el espejo donde te ves.