De lo más interesante y avivador entre dos, el respeto y la admiración. Son los elementos eternizadores.
El respeto es la mayor riqueza, en su ausecia asaltan las decepciones, la decadencia o la vulgarización de las relaciones.
La admiración, interesante y satifactoria en su plenitud, un arma de doble filo si además llega al grado de idolatración.
El nexo del amor carnal, del cuerpo a cuerpo, con la idealización, la inmensa lejanía del amante.
Déjame ignorar, dime verdades a medias, y que tus ojos me encojan el corazón por desconocer, sé dueño de aquello que es privado por naturaleza, pero no olvides el precio de la deslealtad.
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