Cada día, al despertar, dejo en el suelo junto al pijama las preguntas.
Con el pijama, cada noche, vuelvo a ponerme la nostalgia, el abandono, quedando lejos aquellos pareceres de independencia.
Cada noche vuelvo a quebrarme la garganta con gritos interiores. Cada amanecer vuelvo a maquillarme con una pizca de sonrisa y un poco de compostura.
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