A pesar del olvido, no olvidaste sonreír cuando nos mirabas, e incluso recordabas lo que era un beso.
El adiós fue fácil, tranquilo, con pocas lágrimas. Es fácil sonreír recordando sonrisas que hacían llevar mejor los momentos más débiles. Momentos en los que, pese a tu "ausencia", lloraba en tu compañía y te compartía mis penas.
A pesar del paso de los años, y de mis olvidos, que no dudo crecerán, espero tardar mucho en olvidar tu sonrisa.
Hiciste que quiera olvidar el drama de olvidar.
"Yo soy Segunda, vaya nombre me pusieron, no lo va a heredar nadie". A Segunda, mi abuela.
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