Puedes estar llorando, hasta muriendo por dentro y no expresarlo con lágrimas, con gestos, ni palabras, ninguna actitud que haga al mundo reconocer tu dolor.
A pesar de mi dolor estoy llorando sin lágrimas y a pesar de mi actitud alegre me delatan mis escritos y no tengo reparo en afirmalo, en descubrirlo.
No tengo miedo o vergüenza por expresar mis temores, mis emociones, mis más íntimos y rasgadores sentimientos, porque cuando estoy feliz todo el mundo quiere saberlo. Todo el mundo hace saber su felicidad porque es bienvenido todo lo que la gente quiere oir, pero es feo, vergonzoso o indigno escuchar o leer las miserias o fracasos de alguien cercano, sobretodo si son verdades en primera persona, pero es enórmemente atractivo si se habla en tercera persona.
No seamos hipócritas. Todos sufrimos, todos tenemos miserias, todos tenemos dolor o nos hemos sentido al borde del abismo (por suerte no es el caso), pero cuando es mi momento, si es mi forma de no caer, voy a expresarlo y voy a escribir y hablar como buenamente pueda o me salga de la vagina, porque es mi forma de cuidarme, es mi forma de sentirme viva, acompañarme de música y escribir.
Así que, si ven mis estados pocos convencionales, donde se habla de amarguras y/o extrañas felicidades, no se asusten ni se sorprendan, señores, porque seguramente esa es mi vida, que quizá no coincida con la del resto, o el resto, en su derecho, coincidiendo, prefiera ocultarlo. Porque probablemente, ustedes y yo no seamos iguales, individualidad que me enorgullece. Porque no soy yo quien he de ocultar mi vida, sino quizá ustedes quienes deban huir si no les gusta lo que leen.
A todos;
Esta soy yo, y si te violenta o avergüenza leerme, reflexiona, quizá no eres bienvenido a mi perfil.
Carmen lozano
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