-Señorita, si no tiene ticket, deberá usted abonarlo o llamaré inmediatamente a seguridad y será sancionada.
+Disculpe señor, ahora mismo abonaré el importe.
Y entonces, ella, tímidamente sonriente, se dirigió a la máquina expendedora.
Tras días y días de tristeza y de haberse sentido invisible, había conseguido llamar la atención de un vigilante. Alguien, por fin, no importaba por qué, se había dirigido a ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario